¡El agua no se vende, el pueblo no se endeuda!

Desplegado ciudadano ante el Proyecto El Batán en Querétaro

Nosotros, ciudadanas y ciudadanos libres de Querétaro, alzamos la voz ante una amenaza disfrazada de modernidad. El proyecto denominado Sistema Hídrico El Batán, presentado por el gobierno estatal, no es una obra hidráulica estratégica. Es una deuda monumental por $35,722,384,982.48 (treinta y cinco mil setecientos veintidós millones, trescientos ochenta y cuatro mil novecientos ochenta y dos pesos con cuarenta y ocho centavos) que compromete los próximos 30 años del presupuesto estatal, sin certezas técnicas, sin estudios completos, sin consulta pública y sin un solo litro garantizado para el pueblo.

¿Cómo puede aprobarse un proyecto sin responder preguntas básicas?
• ¿Cuánta agua entregará al año?
• ¿Cuál será el costo por metro cúbico?
• ¿Qué impacto ambiental tendrá?
• ¿Quién auditará la operación?
• ¿Qué pasará si la tecnología queda obsoleta?
• ¿Por qué se ocultan los contratos y se omite al Congreso en las modificaciones futuras?

Ninguna de estas respuestas está en el decreto que los legisladores están por votar. Lo único claro es la cifra: $35,722 millones, equivalentes a construir siete plantas como la desalinizadora de Ashkelon, Israel, que con un costo de apenas $250 millones de dólares, produce 100 millones de metros cúbicos al año. En contraste, El Batán costará 7.1 veces más… y promete producir sólo la mitad, de acuerdo a datos proporcionados por el gobernador. Con esa deuda se construirían en Israel 7 plantas de las grandes del mundo, en Querétaro una y con menor capacidad de producción de metros cúbicos de agua. ¿Eso es eficiencia? ¿Eso es gobernar para el pueblo?

Esta no es una inversión: es una prisión presupuestal

Por 30 años, esta deuda condicionará el gasto en educación, salud, movilidad y seguridad. El gobierno dice que es “agua para todos”, pero en realidad es una carga para todos y agua para quién sabe quién. No hay documento técnico completo, ni auditorías, ni fiscalización ciudadana o legislativa. Es un cheque en blanco.

¿Y los legisladores de la 4T?

Morena nació para romper con el neoliberalismo, no para firmar sus contratos. Si aprueban este proyecto sin dictámenes, sin transparencia, sin justicia social, estarán traicionando su origen, su promesa y al pueblo que los eligió. No se puede levantar la mano sin saber cuánto costará, cuánto entregará y a quién beneficiará. Hoy no se vota una obra: se vota la dignidad de representar a los más pobres o entregar el futuro a un contratista.

Exigimos:
1. Suspensión inmediata del decreto hasta contar con dictámenes técnicos, ambientales y financieros completos.
2. Consulta pública y foros ciudadanos abiertos.
3. Auditoría externa independiente.
4. Participación del Congreso en toda modificación futura al contrato.
5. Publicación completa de los términos, cláusulas y riesgos del proyecto.

Ni un metro cúbico sin rendición de cuentas. Ni un peso sin transparencia. Ni una obra sin el pueblo.

El agua es un derecho, no una mercancía. El futuro no se privatiza. La patria no se hipoteca.

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